En estos días y por motivos más laborales que profanos he tenido que recorrer distintos lugares de Valparaíso, lugares particulares que no conocía porque generalmente están muy alejados del circuito más tradicional o del típico recorrido turístico pero, que aportan una dimensión humana y real, tal vez intangible pero llena de patrimonio cultural y social, presente en cada rincon de este puerto de mil caras y colores.
He recorrido en la tarde noche los circuitos que frecuentan los niños, adolescentes y jóvenes que vagan la mayor parte del tiempo aplanando las calles y de otros que simplemente viven literalmente en la calle, y que gastan sus horas entre consumos de los mas diversos tipos, pasando desde los juegos de Internet en los ciber o las maquinillas de juegos de azar hasta el consumo de sustancias de los mas variados tipos y especies, jugando y buscando, sin medir el riesgo o el daño.
La foto corresponde a una vista sobre la bahia que se obtiene a mitad del cerro Mariposas, donde se aprecia casi en primer plano, la cancha del Auditorio Osman Perez Freire, tambien conocido como "El Audi"
He vuelto a realizar visitas domiciliarias llegando hasta aquellos lugares que no llegan los ascensores, a los rincones mas recónditos de algunos cerros, como el Cerro Mariposas, el Cerro Toro o el Cerro Arrayán por ejemplo, contemplando por una parte una vista particularmente hermosa y diferente de Valparaíso, apreciando una panomarica desde los puntos mas altos de la ciudad desde donde los barcos se ven pequeñitos, donde hay imponentes casas del siglo pasado que han sido restauradas y convertidas en lofts o nuevos departamentos y donde también, un poco mas arriba por cierto, existen viviendas asentadas justo en medio de las quebradas, y que se sostienen en condiciones tan precarias que de seguro se caen con el próximo temporal, donde la pobreza y las condiciones de vida son humillantes e indignas.
Este Valparaíso me ha llenado de nuevas vistas, de mucha reflexión y de ganas de seguir desentrañando este puerto que tal y como dijera mi amigo el Gitano Rodriguez "amarra como el hambre".