Lamentablemente el movimiento obrero y sindical casi siempre ha significado una amenaza para el poder político y económico imperante. La historia de Chile y del mundo esta llena de héroes anónimos que han sacrificado su vida luchando por la causa de los derechos de los trabajadores
Es muy importante conmemorar en este 1 de Mayo no solo a los obreros mártires de Chicago, en EEUU, por su participación en las jornadas de lucha por la consecución de la jornada laboral de ocho horas en 1886, sino también, no olvidar que en este año se cumplen 100 años de la matanza de la Escuela Santa María de Iquique donde fueron asesinados cientos de obreros del salitre que estaban en huelga y que pernoctaban en aquella escuela.
El martes 10 de diciembre de 1907, se inició la huelga en la oficina salitrera San Lorenzo. En los dos días siguientes, el movimiento se extendió por toda la pampa de Tarapacá. Lo obreros comenzaron a movilizarse para exigir mejoras minimas en sus condiciones laborales.
"Lo que los obreros del salitre reclamaban, era una cosa justa hasta la evidencia" decia Luis Emilio Recabarren.
En la edición del 21 de noviembre de 1907 del periódico "
¿Qué solicitaban?
La elevación de sus salarios de acuerdo al alza del costo de la vida, salarios que -en el plazo de tres años- habían perdido la mitad o más, de su capacidad de compra.
Solicitaban que las fichas con les pagaban los salarios fueran cambiadas a la par, es decir sin recortarles su valor, como lo hacían corrientemente.
Exigían poner fin a los abusos de que eran víctimas en las pulperías, las que eran propiedad de las compañías y que tenían el monopolio de las ventas. Para ello pedían que pudieran ingresar a las oficinas vendedores particulares. Además, solicitaban colocar al lado afuera de las pulperías una balanza y una vara, para comprobar que no les robaran – como se hacía habitualmente- en los pesos y las medidas.
Pedían que las chancadoras (donde se trituraba el caliche) y los cachuchos (donde se hervía éste a altas temperaturas) fueran cerrados con rejas de fierro para evitar-como acontecía con frecuencia- que algún obrero cayera dentro de ellos encontrando una horrible muerte.
Solicitaban que las empresas entregaran, de manera gratuita, un local para que funcionara una escuela nocturna.
Están eran sus "sediciosas" peticiones.
No hay que olvidar que aún son muchos los trabajadores de nuestro país y del vecindario latino americano que trabajan en precarias y miserables condiciones de explotación y que no tienen derechos laborales.
Son los trabajadores y las trabajadoras los que sustentan, el pais, la sociedad y al final de cuentas, la tierra.